Queridos Gaspar y Baltasar:
He sido bueno todo el año. No le he sido infiel a mi esposa con mujeres que no cobran por acostarse conmigo, ya casi no voy a ese restaurante donde sirven carne de especies en extinción y apenas salgo por la noche a golpear mendigos. He de reconocer que cedí a la tentación de embalsamar a los estudiantes del piso de arriba por sus continuas provocaciones, pero corrí rápidamente a misa a confesarme. Al salir deposité en el cepillo de la iglesia cinco euros, espero haber devuelto en pocos años los mil euros que me llevé en enero. Dejé mi perniciosa costumbre de tirarle piedras desde mi ventana a los transeúntes, aunque todavía me divierte hacer pis desde la terraza.
No quiero contar la paliza que le di a mi mejor amigo porque fue él quien empezó la pelea insultándome por haber encontrado las cámaras ocultas que instalé en el piso de su novia. Si el rencor fuera un pez esta ciudad tendría mar. Aún recibo cartas amenazantes por el petardo que le envié a mi cuñado el 28 de diciembre, y todo porque perdió dos dedos de la mano. Si no sabe aguantar una broma no entiendo cómo puede seguir con mi hermana, ella siempre está sonriendo a pesar de llevar cuatro meses muerta en mi armario.
He cambiado de abogado. El anterior no entendía que mientras tenga tres causas pendientes de juicio no pienso pagarle las cinco anteriores. Espero que cuando termine de arder sea capaz de recapacitar sobre sus actos. El otro día nevó y salí a dar una vuelta en coche. No imagináis la cantidad de gente que me insultó en la calle por atar a unos gatos callejeros a las ruedas del coche al olvidar las cadenas. ¿Por qué hay personas, si es que se las puede llamar así, que anteponen la seguridad de los animales a la de los humanos? A esa gentuza no les enviéis regalos, son malos.
Como veis, he mejorado bastante en mi actitud con respecto al año pasado, así que espero que esta vez sí me traigáis los regalos. Como acordamos, en cuanto los reciba soltaré a Melchor y os notificaré dónde podéis encontrarlo. En cualquier caso, parte de él ya debería estar con vosotros. Salvo que correos no la haya pifiado otra vez, estos meses os han tenido que ir llegando la nariz, la oreja derecha, la mano izquierda, tres dedos de un pie, un fémur y los dos ojos. Si os faltara algún pedazo decídmelo e iré a protestar a correos en cuanto reconstruyan el edificio. A veces creo que una bomba no es suficiente para hacerse notar.
Espero tener noticias vuestras lo antes posible.
Un abrazo.

0 comentarios:
Publicar un comentario