martes, 4 de enero de 2011

"Is Trueman's truth true, isn't it?"

En el número de octubre la versión inglesa de la prestigiosa revista "Jara, sedal, libro, copa y puro" mostraba el titular "Is Trueman's truth true, isn't it?", donde el crítico literario James Stilson hablaba sobre la poca información que había disponible de los orígenes del célebre escritor Andy Trueman. Hasta tal punto ahondaba en su escepticismo que dudaba de la existencia del mismo Trueman y otorgaba la autoría de sus obras a "diversos personajes de la época que en altos estados de ebriedad y locura transitoria garabateaban mediocres obras ya olvidadas y denostadas por los aranceles del tiempo" (en el original: "drunk people wrote those aberrant pieces of shit").


Como uno de los más fieles seguidores de este autor, no puedo evitar mostrar mi desacuerdo y malestar pues, aunque este tipo de comentarios envuelven al escritor en un halo de mito y misterio como se ha hecho con otros grandes artistas (el prolífico Anónimo, por ejemplo), debo rectificar el error del señor Stilson con cuatro simples pero concisas palabras: capacidad de investigación, inútil.

Cualquiera que se hubiese molestado en seguir de cerca la vida de Andy Trueman sabría que ese era el nombre artístico con el que firmaba sus obras. Inevitablemente despistó al crítico que el verdadero nombre de Andy era en realidad Andrew. No en vano debemos recordar que a pesar de la raiz sajona de su nombre, el escritor poseía nacionalidad española y por tanto era referido en círculos más cerrados como la versión castellana de su nombre: Andrés.

Además entre la comunidad femenina no eran desconocidas sus artes amatorias, todo lo contrario, se sabía con certeza que carecía de ellas. La mayoría de sus amantes (aproximadamente dos) coincidieron en afirmar que sus capacidades eran "insuperables en definición pero ineficaces en ejecución". Es por ello que modificaron su apelativo a Andros, señalándolo como la esencia de lo que una mujer deseaba en un hombre, aunque apuntando en dirección opuesta.

Los famosos versos de Andy sobre la ambrosía:

Imploro ávido un beso
de la ambrosía de tus labios
mas sólo obtengo otro agravio
dándomelas con queso.

le otorgaron el sobrenombre de Ambros. De ahí a Ambrosio y finalmente a Ambrosio Traumas sólo hubo un par de pasos cruelmente dados.

Así que como puede usted ver, señor Stilson, si se molestara en informarse sobre el tal Ambrosio Traumas descubriría los datos necesarios para rellenar los huecos de su investigación. La próxima vez, cúrreselo un poco.

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